Intento que las palabras
lleven un sonido peculiar:
un aumento de la voz muda
o un susurro ensordecedor.
Pero, no lo logro. Sólo
se amontonan en el cerebro,
formando sudokus lingüisticos,
para resolverse en sopa de letras.
Y es que voy mucho al cine
donde no me dejan hablar.
Y si lo intento escribir,
la oscuridad me ciega.
Así que, he decidido
ir al teatro. Puede que allí,
entre sus luces, consiga un papel
para mis palabras.
¿Por qué no continúas este blog? Me parece una buena idea
ResponderEliminarHola, Luis. de vez en cuando lo congelo durante meses... Luego lo retomo. Es según me da. Debería ser más constante, pero mira, asi somos, jejejejeje
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