domingo, 23 de septiembre de 2012

"Eva", de Lucian Blaga

Cuando la serpiente tendió a Eva la manzana,
le habló con una voz que tintineaba
entre las hojas como una campanilla de plata.
Pero sucedió que después una voz más baja aún
le dijo algo al oído
muy bajo, muy bajo,
algo que no está en las Santas Escrituras.

Ni Dios mismo pudo oírlo
aunque escuchara.
Y Eva no quiso decirlo a nadie,
ni a Adán.

Desde entonces la mujer esconde bajo los párpados
un misterio,
y mueve sus pestañas como si dijera
que sabe algo
que nosotros no sabremos jamás,
lo que nadie sabe,
ni Dios mismo.

(Lucian Blaga)

viernes, 21 de septiembre de 2012

"Dolor", de José Luis Martín Descalzo

Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, 
amordazar mi canto,
sajar mi corazón y desguazarme.

Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto,
pero nunca podrás acobardarme.

Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo reír cosido por tus lanzas.

Puedo ver en la oscura noche oscura.
Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.
Yo decido mi sangre y su espesura.
Yo soy el dueño de mis esperanzas.

(José Luis Martín Descalzo)

jueves, 20 de septiembre de 2012

"Muerte repentina", de Ahmed Hegazy

Escribí mi número telefónico,
Mi nombre y mi dirección
Si de repente muero
Mis amigos vendrán y me identificarán.
Imagino lo que pasará
Si no vienen.
Me quedaré en la morgue dos largas noches
Temblarán los fríos alambres
del teléfono en la noche.
Sonará el timbre.
Sin contestación... una... dos veces.
Alguien le dirá a mi madre que estoy muerto
Mi madre, -triste campesina-
¡Cómo caminará sola en la ciudad
Mi dirección en su mano!
¡Cómo pasará la noche a mi lado
En el silencioso salón
Vencida en su soledad
Consolada en la reclusión de su dolor
Sola, meditando
Sobre sus penas ocultas
Tejiendo mi mortaja con negras lágrimas!
Quisiera que mi madre hubiera tatuado el brazo de su hijo
Para que yo no me extraviara
Para que no traicionara a mi padre
Para que mi primera cara no se escondiera bajo la segunda
Cuando veo a hombres y mujeres salir en silencio
Después de pasar dos horas conmigo
Sin cruzar mirada alguna, sin contemplar otras escenas,
Cuando veo que, en la vida, no hay locura
Y sobre nosotros vuela el pájaro de la quietud
Siento como si de verdad estuviera muerto y yaciera en silencio
Contemplando este mundo agonizante.


(Ahmed Hegazy)