miércoles, 29 de febrero de 2012

"Por eso la poesía", de Enrique García-Máiquez

La novela lo malo es lo que exige:
requiere un adulterio, asesinatos,
viajes larguísimos, curiosas coincidencias,
y un sinfín de avatares.
Los cuentos son más cortos
pero tienden a hacer de sus protagonistas
insectos esquemáticos, clavarlos
con su alfiler a un corcho y colocarles
ingeniosas cartelas.
En cambio, la poesía lo da todo
sin pedir casi nada. Es increíble
lo poco que hace falta en un poema.
Que estemos juntos, por ejemplo,
en una tarde tonta, igual que tantas,
y que digas de pronto:
"Qué suerte estar contigo", y que yo piense:
"Oírtelo decir es un milagro".

(Enrique García-Máiquez)

lunes, 27 de febrero de 2012

"Los pies de mis hijas", de Amalia Bautista

Qué feos son los pies de todo el mundo,
menos los de mis hijas. Qué bonitos
son los pies de mis niñas. Los mofletes
redondos y rosados de los ángeles
envidian sus talones, y sus dedos,
vistos desde la planta, diminutos,
tienen la suavidad de los guisantes.
Los tienen a estrenar. Y me conmueve
pensar en cada paso que aún no han dado.

(Amalia Bautista)

domingo, 26 de febrero de 2012

"Soneto al culo", de Francisco de Quevedo

TE CREPITUM PERDIT NIMIUM SI VENDRE RETENTES
TE PROPERE EMISSUS SERVAT TITEM CREPITUS.
SI CREPITUS SERVARE POTESTET PERDERE, NUMQUID
TERRIFICIS CREPITUS REGIBUS AEQUA POTESTI.

La voz del ojo, que llamamos pedo
(ruiseñor de los putos), detenida,
da muerte a la salud más presumida,
y el propio preste Juan le tiene miedo.

Mas pronunciada con el labio acedo
y con pujo sonoro despedida,
con pullas y con risa da la vida,
y con puf y con asco siendo quedo.

Cágome en el blasón de los monarcas
que se precian, cercados de tudescos,
de dar la vida y dispensar las Parcas.

Pues en el tribunal de su gregüescos,
con aflojar y comprimir las arcas,
cualquier culo lo hace con dos cuescos.

(Francisco de Quevedo)

"Si me llamaras", de Pedro Salinas

¡Si me llamaras, sí;
si me llamaras!
Lo dejaría todo,
todo lo tiraría:
los precios, los catálogos,
el azul del océano en los mapas,
los días y sus noches,
los telegramas viejos
y un amor.
Tú, que no eres mi amor,
¡si me llamaras!
Y aún espero tu voz:
telescopios abajo,
desde la estrella,
por espejos, por túneles,
por los años bisiestos
puede venir. No sé por dónde.
Desde el prodigio, siempre.
Por que si tú me llamas
-¡si me llamaras, sí, si me llamaras!-
será siempre desde un milagro,
incógnito, sin verlo.
Nunca desde los labios que te beso,
nunca
desde la voz que dice: "No te vayas".

(Pedro Salinas)

"Correo ordinario", de Miguel d´Ors

Me ha llegado tu carta: largos besos
desde esas vacaciones lejanas. Y con ella
cuántos momentos tuyos. Te imagino escribiéndola
al pie de la araucaria (si era por la mañana;
si por la tarde, dentro -porque hará algo de fresco-,
frente a aquellas estampas tirolesas
-castillos y neveros ya un poco apolillados-).
Si fue por la mañana, alguna mariposa
blanca, de las que van
en busca de las coles, cruzaría
sobre algunos de esos "te quiero" o "ya muy pronto"
con esta letra loca en la que ahora
mi ojos, no sé cómo, oyen tu voz.
Después habrás bajado -abanicándote
con la carta, estoy viéndote- el sendero
orlado de manzanos (qué ácidas y raquíticas
esas manzanas, y mi madre que decía
que no las conocía mejores), habrá vuelto
a rechinar de orín la vieja cancela
y habrás seguido por el viejo asfalto
pálido y corroído.
A sus orillas, en algunos campos
hay gente trabajando. Os saludáis, les dices
algo metereológico
o cualquier comentario sobre el perro
que se puso a ladrarte -conozco bien tu estilo-,
y llegas al buzón, en cuyas fauces
dejas -adiós- la carta.
                                      De regreso,
el paisaje de siempre te parece más claro,
todo en ti va diciendo
que el tiempo es delicioso, y qué agradable
paseo. Y vas subiendo de vuelta a tus cosas,
soñando dónde y cómo abriré yo la carta,
en qué rincón me sentaré a leerla,
qué música de fondo le habré puesto,
qué clase de sonrisa dibujará en mi cara,
cómo sueño que sueñas que te sueño...

Gracias, amor, por no querer e-mail.


(Miguel d´Ors)

sábado, 25 de febrero de 2012

"La poesía terminó conmigo", de Nicanor Parra

Yo no digo que ponga fin a nada
no me hago ilusiones al respecto
yo quería seguir poetizando
pero se terminó la inspiración.
La poesía se ha portado bien
yo me he portado horriblemente mal.

Qué gano con decir
yo me he portado bien
la poesía se ha portado mal
cuando saben que yo soy el culpable.

¡Está bien que me pase por imbécil!

La poesía se ha portado bien
yo me he portado horriblemente mal
la poesía terminó conmigo.

(Nicanor Parra)

martes, 21 de febrero de 2012

"La dicha", de Jorge Luis Borges

El que abraza a su mujer es Adán. La mujer es Eva.
Todo sucede por primera vez.
He visto una cosa blanca en el cielo. Me dicen que es la luna, pero
qué puedo hacer con una palabra y con una mitología.
Los árboles me dan un poco de miedo. Son tan hermosos.
Los tranquilos animales se acercan para que yo les diga su nombre.
Los libros de la biblioteca no tienen letras. Cuando los abro surgen.
Al hojear el atlas proyecto la forma de Sumatra.
El que prende un fósforo en el oscuro está inventando el fuego.
En el espejo hay otro que acecha.
El que mira el mar ve a Inglaterra.
El que profiere un verso de Liliencron ha entrado en la batalla.
He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron a Cartago.
He soñado la espada y la balanza.
Loado sea el amor en el que no hay poseedor ni poseída, pero los dos se entregan.
Loada sea la pesadilla, que nos revela que podemos crear el infierno.
El que desciende a un río desciende al Ganges.
El que mira un reloj de arena ve la disolución de un imperio.
El que juega con un puñal presagia la muerte de César.
El que duerme es todos los hombres.
En el desierto vi la joven Esfinge, que acaban de labrar.
Nada hay antiguo bajo el sol.
Todo sucede por primera vez, pero de un modo eterno.
El que lee mis palabras está inventándolas.

(Jorge Luis Borges)

lunes, 20 de febrero de 2012

"De vita poetica", de Juan Meseguer Velasco

Y a lo mejor la vida
no es otra cosa que eso:
llegar de noche a casa
(los niños, los deberes,
los deberes, los niños),
sentarse en un sofá,
prescindir de la tele,
y estar unos minutos
contemplando en tus ojos
la solución exacta
-el verso pertinente-
a todas mis preguntas.

 (Juan Meseguer Velasco)

"Yo no aplasto la corola de milagros del mundo", de Lucian Blaga

Yo no aplasto la corola de milagros del mundo
ni extermino
con la inteligencia los enigmas que encuentro
en mi senda,
en las flores, en los ojos, sobre labios o tumbas.
La luz de los otros
ahoga el hechizo de lo desconocido que se esconde
en las profundidades de la oscuridad,
pero yo,
yo con mi luz aumento el misterio del mundo.
Así como la luna con sus blancos rayos
no disminuye, sino, temblorosa,
aumenta más el secreto de la noche,
así enriquezco yo también el oscuro horizonte
con altas flores de sagrado misterio
y todo lo que es incomprensible
cambia en misterio más grande todavía
bajo mis ojos,
porque yo amo
flores y ojos y labios y tumbas.

(Lucian Blaga)

"Es doloroso estar tras el poema...", de Miguel d´Ors

Es doloroso estar tras el poema,
viendo el verso por dentro,
estar en el reverso del prodigio
igual que el tejedor al otro lado
de su tapiz o como el farero en su torre
o el hombre del guiñol entre sus hilos.

Es doloroso sostener la magia
justo por lo que tiene
de mecanismo y de monotonía
y no poder estar entre esas gentes
cuyo rumor me llega como a través de un muro.

(Miguel d´Ors)

domingo, 19 de febrero de 2012

"Final", de Ernestina de Champourcin

¿Quién podrá detener la huida incontenible
la constante agonía de avance y retroceso
de nuestros hombres-islas, de nuestras islas-hombres?
Huir no es renacer o cambiar de lugares.
No confundáis jamás huida y cobardía,
huir no será nunca poner tierra por medio.
Porque huir no es marchar hacia otro refugio.
Es lanzarse al vacío, ceder a un arrebato
de pasión que no espera.

Cuando huyen las islas es que algo las espera
para manchar acaso el cristal de sus sienes
y entonces brotan alas en todos los senderos
y hay algo que sublima lo mezquino y lo pobre.

(Ernestina de Champourcin)

"Fue el día en que del sol palidecieron los rayos", de Francesco Petrarca

Fue el día en que del sol palidecieron
los rayos, de su autor compadecido,
cuando, hallándome yo desprevenido,
vuestros ojos, señora, me prendieron.

En tal tiempo, los míos no entendieron
defenderse de Amor: que protegido
me juzgaba; y mi pena y mi gemido
principio en el común dolor tuvieron.

Amor me halló del todo desarmado
y abierto al corazón encontró el paso
de mis ojos, del llanto puerta y barco:

pero, a mi parecer, no quedó honrado
hiriéndome de flecha en aquel caso
y a vos, armada, no mostrando el arco.

(Francesco Petrarca)

"Una hoja en el invierno", de Eduardo Chirinos

Mientras duermes mi mano
escribe sobre tu cuerpo
una palabra.

Y al escribirla tiemblas
como una hoja en el invierno.

Cuando despiertes mi mano
habrá borrado esa palabra.

Entonces será tuya.

(Eduardo Chirinos)

domingo, 12 de febrero de 2012

Dos cuartetos de Lucian Blaga

La lengua no es la palabra que pronuncias.
La única lengua, tu lengua completa,
la dueña de todos los secretos y la luz,
es la que sabes callarte.

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Fácil... ni siquiera cantar es fácil. Día
y noche - nada es fácil sobre la tierra:
el rocío es el sudor de los ruiseñores
cansados de cantar toda la noche.

(Lucian Blaga)

sábado, 11 de febrero de 2012

"¡Qué monada!", de Wislawa Szymborska

Le dio por la felicidad,
le dio por la verdad,
le dio por la eternidad,
¡miradlo!

Apenas distinguió entre realidad y sueño,
apenas comprendió que él era él,
apenas chapuceó con su mano nacida de una aleta
una piedra de lumbre y una nave espacial,
capaz de ahogarse en una cucharada de océano,
poco gracioso incluso para la vacuidad,
sólo ve con sus ojos,
sólo oye con sus oídos,
su gran logro lingüístico es el condicional,
usa su razón para increpar a la razón,
en una palabra: es un cero a la izquierda,
pero por la cabeza le rondan la libertad, la omnisciencia y el ser
fuera de la carne tonta,
¡miradlo!

Porque parece existir,
haber llegado a ser de veras
bajo una de las estrellas provincianas.
Vivaz y bastante movedizo a su manera.
Pese a ser un bastardo de un cristal
está harto estupefacto.
Pese a haber vivido una infancia difícil entre las necesidades de la manada
no está mal individualizado.
¡Miradlo!

¡Adelante, aún por un instante,
por un abrir y cerrar de una menuda galaxia!
Que por fin se vea a grandes rasgos
quién será, dado que existe.
Porque es tenaz.
Muy tenaz, a decir verdad.
Con ese aro en la nariz, con esa toga, con ese jersey.
En fin, es una monada.
Pobrecito.
Todo un hombre.

(Wislawa Szymborska)

"Habla más suave", de Adam Zagajewski

Habla más suave: eres mayor que aquel
que fuiste tanto tiempo; eres mayor 
que tú mismo y sigues sin saber
qué es la ausencia, el oro, la poesía.

El agua sucia anegó la calle; una tormenta breve
sacudió esta ciudad plana, adormecida.
Cada tormenta es un adiós, cientos de fotógrafos
parecen sobrevolarnos, inmortalizar con flash
segundos de miedo y pánico.

Sabes qué es el duelo, la desesperación 
violenta que ahoga el ritmo cardiaco y el futuro.
Entre extraños llorabas, en un moderno almacén
donde el dinero, ágil, sin cesar, circulaba.

Has visto Venecia, y Siena, y en los lienzos, en la calle,
jovencísimas, tristes Madonnas que ansiaban ser
muchachas normales y bailar en carnaval.

Has visto incluso pequeñas urbes, nada bonitas,
gente vieja extenuada por el sufrimiento y el tiempo.
Ojos de santos modernos brillando en iconos
medievales, ojos ardientes de bestias salvajes.

Entre los dedos cogías guijarros de la playa La Galere,
y de pronto sentías por ellos una inmensa ternura,
por ellos y por el pino frágil, por todos los que allí
estuvieron contigo y por el mar,
que aunque potente, es tan solitario...

Una ternura inmensa, como si fuésemos huérfanos
de la misma casa, para siempre apartados los unos de los otros,
condenados a breves momentos de visitas
en las frías cárceles de la actualidad.

Habla más suave: ya no eres joven,
el éxtasis ha de pactar con semanas de ayuno,
has de elegir y abandonar, dar largas

y hablar extensamente con embajadores de secos países
y labios cuarteados, has de esperar,
escribir cartas, leer libros de quinientas páginas.
Habla más suave. No abandones la poesía.

(Adam Zagajewski)

viernes, 10 de febrero de 2012

"El que esté sin pecado...", de Jasonia

"Y como insistieron en preguntarle, se enderezó y les dijo: `El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero en arrojar la piedra contra ella.`" (Jn 8, 7)

¡Y qué garganta no tiene una espina clavada!

¡Y qué besos no buscan la boca prohibida!

¡Y qué pies no pisaron el fango!

 ¡Y qué viento no soliviantó un mar en calma!

¡Y qué gota de lluvia no acaricia la frente proscrita!

 ¡Y qué mansedumbre no fermenta el pecado!

¡Y qué sombra no lame la luz que enmascara!

 ¡Y qué corazón no remolca una pasión clandestina!

¡Y qué noche no vendió su alma al diablo

por yacer -a cuatro manos- en el tálamo del día!

 (Jasonia)

"Mañana", de Pedro Salinas

"Mañana". La palabra
iba suelta, vacante,
ingrávida, en el aire,
tan sin alma y sin cuerpo,
tan sin color ni beso,
que la dejé pasar
por mi lado, en mi hoy.
Pero de pronto tú
dijiste: "Yo, mañana..."
Y todo se pobló
de carne y de banderas.
Se me precipitaban
encima las promesas
de seiscientos colores,
con vestidos de moda,
desnudas, pero todas
cargadas de caricias.
En trenes o en gacelas
me llegaban -agudas,
sones de violines-
esperanzas delgadas
de bocas virginales.
O veloces y grandes
como buques, de lejos,
como ballenas
desde mares distantes,
inmensas esperanzas
de un amor sin final.
¡Mañana! Qué palabra
toda vibrante, tensa
de alma y carne rosada,
cuerda del arco donde
tú pusiste, agudísima,
arma de veinte años,
la flecha más segura
cuando dijiste: "Yo..."

(Pedro Salinas)

jueves, 9 de febrero de 2012

Soneto sobre la muerte, de José Luis Martín Descalzo

Y entonces vio la luz. La luz que entraba
por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.

Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.

Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver al Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;

tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.

(José Luis Martín Descalzo) 

"Soneto XLV", de Pablo Neruda

No estés lejos de mí un solo día, porque cómo,
porque, no sé decirlo, es largo el día,
y te estaré esperando como en las estaciones
cuando en alguna parte se durmieron los trenes.

No te vayas por una hora porque entonces
en esa hora se juntan las gotas del desvelo
y tal vez todo el humo que anda buscando casa
venga a matar aún mi corazón perdido.

Ay que no se quebrante tu silueta en la arena,
ay que no vuelen tus párpados en la ausencia;
no te vayas por un minuto, bienamada,

porque en ese minuto te habrás ido tan lejos
que yo cruzaré toda la tierra preguntando
si volverás o si me dejarás muriendo.

(Pablo Neruda)

"Pan duro", de Jaime García-Máiquez

La madre de mi madre se tomaba
el pan del día anterior o el de hacía dos días
para desayunar, con su café manchado.
Era como un gorrión. Emocionaba ver
a aquella señorita de Alicante
con más de ochenta años de ternura
nutrirse despacito igual que un pobre
cartujo, allí sentada en su butaca.
Mi madre sonreía al verme sorprendido
contemplando a su madre, en una casa
cuya despensa inmensa
se parecía a un bodegón de Snyders.
Y alguna vez, para explicarme aquello
me dijo llanamente: es por la guerra;
no te preocupes, Jaime, es por la guerra.
Dos décadas después, y a casi un siglo
de la Guerra Civil, ahora soy yo
el que coge el pan duro
y lo besa despacio
y se lo come haciéndolo migajas
con un café con leche.
Mi mujer no da crédito, y se queda
alucinada cuando le contesto
completamente en serio que no le dé importancia,
que lo hago por la Guerra.


miércoles, 8 de febrero de 2012

"Senza flash", de Adam Zagajewski

"Senza flash!" ("¡Sin flash!")
(Exclamación que se oye a menudo en las galerías italianas)

Sin llama, sin noches de insomio, sin ardor,
sin lágrimas, sin grandes pasiones, sin convencimiento.
Viviremos así: senza flash.

Queda y pausadamente, dócilmente, entre sueños,
las manos manchadas por la tinta negra de los diarios,
las caras grasientas de crema: senza flash.

Turistas sonrientes, camisas impecables,
Herr Lange und miss Fee, monsieur et madame Rien
entrarán en el museo: senza flash.

Se detendrán ante el cuadro de Piero della Francesca, donde
Cristo, casi enajenado, surge de la tumba,
resucitado, libre: senza flash.

Quizás ocurra entonces algún hecho imprevisto:
se agite el corazón bajo el tejido suave,
se haga el silencio, destelle el flash.

(Adam Zagajewski) 

"Palabras", de Begoña Martínez Bermejo

Intento que las palabras
lleven un sonido peculiar:
un aumento de la voz muda
o un susurro ensordecedor.

Pero, no lo logro. Sólo
se amontonan en el cerebro,
formando sudokus lingüisticos,
para resolverse en sopa de letras.

Y es que voy mucho al cine
donde no me dejan hablar.
Y si lo intento escribir,
la oscuridad me ciega.

Así que, he decidido
ir al teatro. Puede que allí,
entre sus luces, consiga un papel
para mis palabras.

lunes, 6 de febrero de 2012

"Magnificat", de Karol Wojtyla (fragmentos)

Adora, alma mía, la gloria de tu Señor,
el Padre de la gran Poesía - tan lleno de bondad.

Él fortificó mi juventud con ritmo admirado,
mi canto, en yunque de roble, ha forjado.

Resuena, alma mía, con la gloria de tu señor,
Hacedor del Saber Angelical - benévolo Hacedor.

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¡Tú eres el Maravilloso, el Escultor de santos tallados!
- Por mi camino hay muchos abedules y robles numerosos.
- Soy como un surco soleado, un campo sembrado,
como una arista joven y brusca de los Tatras rocosos.

------------------

Adora al Señor, alma mía, por la corazonada sigilosa,
por la primavera que entona los sentimientos góticos,
por la juventud ardiente, la copa de alegrías gozosas,
por el otoño similar a rastrojos y brezos melancólicos.

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¡Adóralo por la poesía: por la alegría y el dolor!
- La alegría de dominar el azul y el oro, la eterna morada
- porque en palabras se encarne el gozo, el gran ardor,
- porque recoges esta madurez, esta cosecha segada.

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¡Libro Eslavo de Añoranzas! Al final sigue resonante,
como de coros de Resurrección, la primaveral música,
con el canto santo y virgen, con la poesía prosternante
y con el himno de humanidad - el Divino Magníficat.

(Karol Wojtyla)

domingo, 5 de febrero de 2012

"Calor y frío", de David Leo García

Creo que nos contiene el golpe corto
de la puerta que cierras para evitar el frío.

Pide más frío el pomo de metal.

Y sin embargo arde
la dispersión de los añicos
cuando un vaso se rompe.

Caliente la violencia, vivir sin un análisis
de la temperatura del abrazo
o del gesto que dirigen los quietos ingredientes
mezclados en su justa proporción.

Y frías las hormigas,
las sueltas limaduras de la noche
que buscan un azúcar
también vuelto migajas.

Interiorizo ese trayecto seco
para buscarte, yo
que sólo te conozco por tu aroma.

Al fin estoy contigo. Y es caliente
discutir o la radio de noticias
sin orden, olas de información
clausurando tu casa.

El frío, que comienza en cualquier parte,
acaba en ti. Yo traigo el frío
cuando escribo la historia que nos une.

Y el calor que inauguras
termina en aire. Tiene la habitación el soplo húmedo
de una herida debajo de la ropa.

Nos rendiremos con las sienes juntas.
No puedo conocerte, pero intuyo
que el hogar es el aire
discreto que se mueve
cuando cierras los párpados.

Con lentitud de hoguera vas durmiéndote.
Un golpe de tu conciencia puede quemar la casa.


(David Leo García)

"Soneto de repente", de Félix Lope de Vega

Un soneto me manda hacer Violante;
en mi vida me he visto en tal aprieto,
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.


Yo pensé que no hallara consonante,
y estoy a mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.


Por el primer terceto voy entrando,
 y aún parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.


Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
que estoy los trece versos acabando:
contad si son catorce, y está hecho.


(Lope de Vega)

sábado, 4 de febrero de 2012

"Años de internado, II" de Abel Feu

El viento de la noche en los cipreses.
La hermana Estefanía con su culo gigante.
La extraña sensación y el olor de la capilla,
                  en penumbra.
La vuelta de los lunes, con fatiga y con asco.
Las dos torres del Seminario, desde lejos.
La lluvia en los cristales.
La última luz muriendo en las plataneras.
Los partidos de fútbol.
La Cati, agachándose bruscamente mientras limpiaba.
Las bofetadas de don Domingo, "el Enano".
Don Alejo, viejísimo, enseñándonos francés.
Las galletas que birlaba del comedor de los curas
                  (y aquella sensación, a la espera del momento
                  oportuno para entrar).
Mi abuelo, un día que fue a verme.
Miguel, el portero, viejo y mariquita.
El llanto desconsolado, por las noches, de otros niños.
Todos de pie y en silencio, delante de las camas,
                  de madrugada, castigados.
El lunes que no volvió Julián. Yo, escondido en el patio,
                  casi llorando, sin poder comprender...

        El beso de mi madre cuando iba a buscarme.

(Abel Feu)

"Tus pies", de Pablo Neruda

Cuando no puedo mirar tu cara
miro tus pies.
Tus pies de hueso arqueado,
tus pequeños pies duros.
Yo sé que te sostienen,
y que tu dulce peso
sobre ellos se levanta.
Tu cintura y tus pechos,
la duplicada púrpura
de tus pezones,
la caja de tus ojos
que recién han volado,
tu ancha boca de fruta,
tu cabellera roja,
pequeña torre mía.
Pero no amo tus pies
sino porque anduvieron
sobre la tierra y sobre
el viento y sobre el agua,
hasta que me encontraron.


(Pablo Neruda)

"Descartes", de Jorge Luis Borges

Soy el único hombre en la tierra y acaso no haya tierra ni hombre.
Acaso un dios me engaña.
Acaso un dios me ha condenado al tiempo, esa larga ilusión.
Sueño la luna y sueño mis ojos que perciben la luna.
He soñado la tarde y la mañana del primer día.
He soñado a Cartago y a las legiones que desolaron a Cartago.
He soñado a Virgilio.
He soñado la colina del Gólgota y la cruces de Roma.
He soñado la geometría.
He soñado el punto, la línea, el plano y el volumen.
He soñado el amarillo, el azul y el rojo.
He soñado mi enfermiza niñez.
He soñado los mapas y los reinos y aquel duelo en el alba.
He soñado el inconcebible dolor.
He soñado mi espada.
He soñado a Elisabeth de Bohemia.
He soñado la duda y la certidumbre.
He soñado el día de ayer.
Quizá no tuve ayer, quizá no he nacido.
Acaso sueño haber soñado.
Siento un poco de frío, un poco de miedo.
Sobre el Danubio está la noche.
Seguiré soñando a Descartes y a la fe de sus padres.


(Jorge Luis Borges)

jueves, 2 de febrero de 2012

"Cartas cerradas", de Ernestina de Champourcin

No sé hablar de esas cosas que se han puesto de moda:
basura en las esquinas y vómitos de perro,
hedores adheridos al quicio de las puertas;
esa puerta en bostezo de hotelucho o cantina…

La poesía "social" no se me da tampoco…
-¿Poesía sin misterio es acaso poesía?
y prefiero callarme y acercarme al problema
llevándoles Tu amor que lo resuelve todo.

Por eso te dedico estas cartas cerradas
que Tú has leído ya infinidad de veces.
Si Tú quieres que otros alcancen a leerlas
haz que el sobre cerrado se transparente un día.

Poesía de "protesta"; poesía con "mensaje":
que cada uno tome en ella lo que quiera.
La vida del poeta es dialogar contigo.
Y que después Tú solo lo expliques al que lee…

(Ernestina de Champourcin)

miércoles, 1 de febrero de 2012

"Pasatiempos", de Nicanor Parra

hacer brotar un mundo de la nada
pero no por razones de peso
por fregar solamente - por joder

desafinarle la guitarra al padre
masturbarse con pétalos de rosa
tonsurar a los hermanos menores
escribir aforismos en las murallas

asaltar a un anciano decrépito
discutir con los Doctores de la Ley
lanzarle pelotillas al sacerdote
durante el desarrollo de la misa solemne
simular un ataque epiléptico
mientras alza la hostia consagrada
hacerse el cucho en un accidente de tráfico

expectorar en la capilla ardiente

acariciar un gatito romano
abrocharse y desabrocharse el marrueco
-si les parece me lo vuelvo a desabrochar-
demoler el Hospicio
postergar indefinidamente la noche de bodas

seguir un curso por correspondencia
crucificar a Cristo Jesús
contraer una Enfermedad Venérea
someterse a un Examen de Orina
operarse de Cáncer a los Riñones
agobiar a los Padres de la Iglesia
con preguntas que no vienen al caso

cocinar un sombrero de cura
a vista y paciencia de la Santa Sede

pronunciar un discurso patriótico
pero no por razones de peso
por fregar - solamente por joder
Señoras y Señores aunque no vengo preparado...

masacrar a quemarropa a la familia del Zar
incendiar la Biblioteca de Alejandría
descuartizar a mujeres embarazadas
al más puro estilo Lyndon B. Nixon
aquí no se respeta ni la ley de la selva

(Nicanor Parra)

"Sobre la muerte, sin exagerar", de Wislawa Szymborska

No sabe encajar una broma,
no sabe de estrellas, de puentes,
de tejidos, de minas, de labranza,
de construir barcos, ni de pastelería.

Hablamos sobre el día de mañana
y dice su última palabra
sin venir nunca al caso.

Ni siquiera sabe hacer
las funciones propias de su oficio:
ni cavar fosas,
ni clavar ataúdes,
ni limpiar los despojos que su paso deja.

Ajetreada con tanto matar,
lo hace de cualquier modo,
sin método ni destreza.
Como si se estrenara con cada uno de nosotros.

De acuerdo, tiene éxitos,
pero, ¡cuántos fracasos,
cuántos golpes fallidos
e intentonas estériles!

A veces faltan fuerzas
para fulminar a una mosca al vuelo.
Y más de una oruga la deja atrás
al arrastrarse en la carrera a más velocidad.

Todos esos tubérculos, vainas,
antenas, aletas y branquias,
plumajes nupciales y pelambres de invierno
demuestran serios retrasos
en su penosa labor.

La mala voluntad no basta,
y nuestra ayuda a base de guerras y revueltas
no le resulta por ahora suficiente.

En los huevos laten corazones.
Crecen los esqueletos de los recién nacidos.
Las semillas se visten con sus primeras hojas
y a veces también con árboles en el horizonte.

Quien afirma que es todopoderosa
es, él mismo, prueba viviente
de que, de todopoderosa, nada.

No existe vida,
que, aun por un instante,
no sea inmortal.

La muerte
siempre llega con ese instante de retraso.

En vano golpea la aldaba
en la puerta invisible.
Lo ya vivido
no se lo puede llevar.


(Wislawa Szymborska)

"Las causas", de Jorge Luis Borges

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta
de Adán. El ordenado Paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del tahur. El oro ávido.
Las formas de las nubes en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestras manos se encontraran.


(Jorge Luis Borges)