Tres palabras tres clavos
sujetándose el cuerpo;
tres alas en mi alma
sosteniéndome el vuelo.
El día se hizo luz
cuando rompí el silencio.
Después... Tú ya lo sabes.
Resucité hacia dentro.
Fui distinta y la misma.
Me despojé en secreto
y me quedé sin mí
por llenarme de cieno.
Tres palabras; tres clavos
para aquietar mi cuerpo
y despertar mi alma.
Tres flechas en lo eterno.
Tres dones de Tu Amor...
Tres rosas en mi cieno...
(Ernestina de Champourcin)
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