Llamo mi casa a este lugar donde soy huésped,
donde la cama se alumbra con el Sagrado Corazón,
en la que aún hoy despierto bañado en sudor,
donde oí a un fantasma mas no pude verle.
Aquí a mis hijos los despiertan las cornejas
que en la chimenea revolotean en la madrugada.
Me levanto sedado y debo imponer calma,
seguridad. Los visto rápido. A las quejas
siguen preguntas y respuestas. ¿Tú crees
en el infierno, papi? ¿Era José el padre de Jesús?
Y mi hijo: ¿Murió el abuelo abajo de esa cruz?
Sí, justo ahí en la cama en que dormí; esta vez
voltea y yo también, como si un suspiro
surgiera de la ropa aún tibia en que he dormido.
(Maurice Riordan)
No hay comentarios:
Publicar un comentario