Cuando mi hermano mayor
volvió de la guerra
portaba en su frente una estrellita de plata
y bajo la estrellita
un abismo
un fragmento de granada
lo alcanzó en Verdún
0 quizá en Grunwald
(no recordaba los detalles)
hablaba sin cesar
en muchas lenguas
pero la que más le gustaba
era la lengua de la historia
hasta perder el aliento
alzaba del suelo a sus camaradas caídos
Roland Feliksiak Aníbal
gritaba
que era la última cruzada
que pronto Cartago caería
y después entre sollozos reconocía
que él a Napoleón no le caía bien
mirábamos
cómo palidecía
los sentidos le abandonaban
lentamente se iba convirtiendo en un monumento
en el pabellón musical de sus oídos
apareció un bosque de piedra
y la piel de su cara
quedó abrochada
a los dos ciegos y secos
botones de sus ojos
le quedó sólo
el tacto
y qué historias
contaba con sus manos
en la derecha tenía novelas
en la izquierda memorias de un soldado
se llevaron a mi hermano
y lo trasladaron fuera de la ciudad
ahora vuelve cada otoño
delgado y callado
no quiere entrar en casa
golpea en el cristal para que salga
paseamos por las calles
y él me cuenta
historias fabulosas
tocando mi rostro
con los ciegos dedos del llanto
(Zbigniew Herbert)
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