La esposa del banquero, flaca y fría,
que hace música. Yo
junto al Pleyel, tenía
toda la flema de un anglosajón.
Se prolongaba con alevosía
y premeditación
la sonata. Mi tedio me decía
bostezando: ¿por qué no anda el reloj?
Y luego, para colmo
de peras en el olmo,
tuvimos que aplaudir
a la señora del señor pudiente,
pensando injustamente:
¿pero por qué Mozart no fue albañil?
(Luis Carlos López)
No hay comentarios:
Publicar un comentario