¿Qué hora es? ¡Qué oscuridad! Seguro, ni las dos.
Y otra vez, claro, no podré pegar un ojo.
Al alba sonará el azote del pastor.
Una corriente helada pasará por la ranura.
Y yo aquí solo.
¡Pero qué digo! Tú,
con una reverberación de tu blancura,
estás conmigo.
(Boris Pasternak)
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