Paseando hace años
Por una calle de aromos en flor
Supe por un amigo bien informado
Que acababas de contraer matrimonio.
Contesté que por cierto
Que yo nada tenía que ver en el asunto.
Pero a pesar de que nunca te amé
-Eso lo sabes tú mejor que yo-
Cada vez que florecen los aromos
-Imagínate tú-
Siento la misma cosa que sentí
Cuando me dispararon a boca de jarro
La noticia bastante desoladora
De que te habías casado con otro.
(Nicanor Parra)
No sabré mucho de poesía, pero me encanta. En este blog intento recopilar mis fragmentos favoritos.
miércoles, 29 de octubre de 2014
sábado, 25 de octubre de 2014
"Contigo", de Luis Cernuda
¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
Mi tierra eres tú.
¿Mi gente?
Mi gente eres tú.
El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.
¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?
(Luis Cernuda)
viernes, 10 de octubre de 2014
"El cómplice", de Jorge Luis Borges
Me crucifican y yo debo ser la cruz y los clavos.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
Soy el poeta.
Me tienden la copa y yo debo ser la cicuta.
Me engañan y yo debo ser la mentira.
Me incendian y yo debo ser el infierno.
Debo alabar y agradecer cada instante del tiempo.
Mi alimento es todas las cosas.
El peso preciso del universo, la humillación, el júbilo.
Debo justificar lo que me hiere.
Soy el poeta.
(Jorge Luis Borges)
miércoles, 8 de octubre de 2014
"Cada poema", de Álvaro Mutis
Cada poema un pájaro que huye
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas
en la cera letal de los vencidos.
Cada poema un paso hacia la muerte,
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche
horadando los puentes sobre el río,
cuyas dormidas aguas viajan
de la vieja ciudad hacia los campos
donde el día prepara sus hogueras.
Cada poema un tacto yerto
del que yace en la losa de las clínicas,
un ávido anzuelo que recorre
el limo blando de las sepulturas.
Cada poema un lento naufragio del deseo,
un crujir de los mástiles y jarcias
que sostienen el peso de la vida.
Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban
sobre el rugir helado de las aguas
el albo aparejo del velamen.
Cada poema invadiendo y desgarrando
la amarga telaraña del hastío.
Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura.
Agua de sueño, fuente de ceniza,
piedra porosa de los mataderos,
madera en sombra de las siemprevivas,
metal que dobla por los condenados,
aceite funeral de doble filo,
cotidiano sudario del poeta,
cada poema esparce sobre el mundo
el agrio cereal de la agonía.
del sitio señalado por la plaga.
Cada poema un traje de la muerte
por las calles y plazas inundadas
en la cera letal de los vencidos.
Cada poema un paso hacia la muerte,
una falsa moneda de rescate,
un tiro al blanco en medio de la noche
horadando los puentes sobre el río,
cuyas dormidas aguas viajan
de la vieja ciudad hacia los campos
donde el día prepara sus hogueras.
Cada poema un tacto yerto
del que yace en la losa de las clínicas,
un ávido anzuelo que recorre
el limo blando de las sepulturas.
Cada poema un lento naufragio del deseo,
un crujir de los mástiles y jarcias
que sostienen el peso de la vida.
Cada poema un estruendo de lienzos que derrumban
sobre el rugir helado de las aguas
el albo aparejo del velamen.
Cada poema invadiendo y desgarrando
la amarga telaraña del hastío.
Cada poema nace de un ciego centinela
que grita al hondo hueco de la noche
el santo y seña de su desventura.
Agua de sueño, fuente de ceniza,
piedra porosa de los mataderos,
madera en sombra de las siemprevivas,
metal que dobla por los condenados,
aceite funeral de doble filo,
cotidiano sudario del poeta,
cada poema esparce sobre el mundo
el agrio cereal de la agonía.
(Álvaro Mutis)
domingo, 5 de octubre de 2014
"Autobiografía", de Enrique García-Maiquez
No he estado nunca solo. Siempre estuve
rodeado de amor. Tranquilamente
me dejaba querer: quiso la gente
—no sé por qué— tenerme en una nube
muy blanda de cariño. Yo flotaba
de mi madre a un amigo, de mi hermano
al recuerdo de un verso, del verano
a aquel silencio en el que Dios me hablaba.
Pero quise estar solo y ser más hondo.
Crispé los puños, apreté la boca
y huí de los demás como una roca
que se suelta en un pozo. Y vi, en el fondo,
lo que busqué: a mí mismo, esta mirada
girando en espiral hacia la nada.
rodeado de amor. Tranquilamente
me dejaba querer: quiso la gente
—no sé por qué— tenerme en una nube
muy blanda de cariño. Yo flotaba
de mi madre a un amigo, de mi hermano
al recuerdo de un verso, del verano
a aquel silencio en el que Dios me hablaba.
Pero quise estar solo y ser más hondo.
Crispé los puños, apreté la boca
y huí de los demás como una roca
que se suelta en un pozo. Y vi, en el fondo,
lo que busqué: a mí mismo, esta mirada
girando en espiral hacia la nada.
(Enrique García-Maiquez)
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